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¿Necesita el cine terapia?

Han pasado ya unas semanas desde que Martin Scorsese en la revista EMPIRE declarase que intentó ver las pelis de Marvel. “¿Sabes? Pero no es cine”, le dijo al entrevistador. En esa línea ya se manifestó años atrás Spielberg, indicando que el cine de superhéroes pasaría de moda. Y Scorsese dijo que lo más cercano a lo que podía compararlo (así de bien como están hechas y con los actores haciéndolo según esas circunstancias lo mejor que pueden ) a los parques de diversiones.

Más tarde, y con la polémica desatada, Scorsese escribió un artículo en The New York Times explicándose. Para él y para los amigos que comenzaron a rodar películas al mismo tiempo, dijo, el cine consistía en una revelación. Una revelación estética, emocional y espiritual. Giraba en torno a los personajes: la complejidad de las personas y sus naturalezas contradictorias y a veces paradójicas, su capacidad para herirse y amarse unos a otros y, súbitamente, enfrentarse a ellos mismos. Consistía en confrontar lo inesperado en la pantalla y en la vida que dramatizaba e interpretaba, y expandir la sensación de lo que era posible en esa forma artística. Esa era la clave: era una forma artística. Y ahora nos encontramos con una industria del cine con indeferencia al aspecto artístico, con una actitud displicente y posesiva —una combinación letal— sobre la historia del cine.

Nosotros compartimos esa opinión del cine de superhéroes como más de parque de atracciones que de memoria de nuestro tiempo, pero también es cierto, que la esencia de estos clásicos superhéroes nace más desde lo más profundo de nuestra espiritualidad y, por qué no, de la mismísima religión (Superman-Moises, Wonder Woman-Hipólita, etc). Solo que… parece que se nos ha olvidado. O más bien, parece que nuestra sociedad solo le gusta consumirlo en modo fast food. Si Hollywood quisiera profundizar seriamente sobre su origen, igual nos podríamos encontrar con una herramienta muy poderosa para reflexionar sobre nuestro tiempo, nuestros valores y nuestra condición humana. KRISIS y todo lo que se ha ido desarrollando alrededor del cortometraje (el cómic, la filosofía y más desarrollos audiovisuales que iremos desvelando), creemos que recoge esa inquietud. Es muy probable que haya llegado el momento de rediseñar el cine superheroico, de confiar en la capacidad crítica y profunda del espectador, de utilizar esos modelos que nos han venido dados desde el inicio de nuestra historia para responder las preguntas que siempre nos han acosado. Es evidente que el cómic ha evolucionado, y que la oscuridad de Batman, o la crítica ácida The Boys, o la imponente Watchmen, etc. han marcado cambios de dirección. ¿Cabe la posiblidad de continuar virando hacia “otra cosa”? ¿Otro género? Creemos que sí.

Celebramos el debate que ha abierto Scorsese, animamos a todos los creadores a participar en él. Nosotros seguiremos explorando nuevos caminos, confiando en los híbridos, repensando la figura del mito. Y, claro, diviertiéndonos. ¿Por qué no?

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